La quinta montaña / The Fifth Mountain

La quinta montaña / The Fifth Mountain

by Paulo Coelho
La quinta montaña / The Fifth Mountain

La quinta montaña / The Fifth Mountain

by Paulo Coelho

Paperback(Spanish-language Edition)

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Overview

“Más ambiciosa que El Alquimista. Una historia que nos hace reflexionar”. TIME magazine

En La quinta montaña, Paulo Coelho nos regresa al siglo IX, al turbulento Medio Oriente, donde el profeta Elías enfrenta dificultades para conservar su fe viva en un mundo en constante agitación, con realezas tiránicas y dioses paganos.

La historia de Elías es una lección de persistencia, una existencia en la esperanza y un recorrido que nunca olvidarás. Inspirada en circunstancias que han alterado para siempre la vida del propio Coelho, La quinta montaña es un testamento de lo cierto que es que las tragedias de la vida no deben considerarse un castigo, sino un reto para el espíritu.

Apasionante en su narrativa y elegante en su prosa, La quinta montaña enseña e inspira como ninguna otra novela. Ésta es una historia atemporal para cualquier época, un relato del pasado que resuena poderosamente en nuestros días.

“More ambitious than The Alchemist. A thought-provoking tale.” – TIME magazine

In The Fifth Mountain, Paulo Coelho takes us back to the ninth century, to the turbulent Middle East, where the prophet Elijah is struggling to keep his faith alive in a world of constant upheaval, tyrannical royalty, and pagan gods.

Elijah’s story is a lesson in persistence, an exercise in hope, and a journey you will never forget. Inspired by a circumstance that forever altered Coelho’s own life, The Fifth Mountain is a testament to the truth that tragedy in life should not be considered a punishment, but a challenge of the spirit.

Gripping in its narrative and graceful in its prose, The Fifth Mountain teaches and inspires like no other novel. This is a timeless story for the ages, a tale of the past that resonates powerfully today.



Product Details

ISBN-13: 9780060930127
Publisher: HarperCollins
Publication date: 11/22/2022
Edition description: Spanish-language Edition
Pages: 240
Sales rank: 403,782
Product dimensions: 5.31(w) x 8.00(h) x 0.54(d)
Language: Spanish

About the Author

About The Author

One of the most influential writers of our time, Paulo Coelho is the author of thirty international bestsellers, including The Alchemist, Warrior of the Light, Brida, Veronika Decides to Die, and Eleven Minutes. He is a member of the Brazilian Academy of Letters and a United Nations Messenger of Peace. Paulo is the recipient of 115 international prizes and awards, among them, the Chevalier de l'Ordre National de la Légion d'Honneur (Legion of Honor). Born in Rio de Janeiro in 1947, he soon discovered his vocation for writing. He worked as a director, theater actor, songwriter, and journalist. In 1986, a special meeting led him to make the pilgrimage to Saint James Compostela (in Spain). The Road to Santiago was not only a common pilgrimage but a turning point in his existence. A year later, he wrote The Pilgrimage, an autobiographical novel that is considered the beginning of his literary career. He lives in Geneva, Switzerland.

Hometown:

Rio de Janeiro, Brazil

Date of Birth:

August 24, 1947

Place of Birth:

Rio de Janeiro, Brazil

Education:

Left law school in second year

Read an Excerpt

—-Serví a un Señor que ahora me abandona en las manos de mis enemigos —-dijo Elías

—-Dios es Dios—-respondió el levita. Él no le dijo a Moisés si era bueno o malo. Se limitó a decir: Yo soy. Por lo tanto,Él es todo lo que existe bajo el sol: el rayo que destruye la casa y la mano del hombre que la reconstruye.

La conversación era la única manera de alejar el miedo; en cualquier momento, los soldados abríran la puerta del establo donde se encontraban, los descubrirían y les ofrecerían la única elección posible: adorar a Baal —-eI dios fenicio—- o ser ejecutados. Estaban registrando casa por casa, convirtiendo o ejecutando a los profetas.

Tal vez el levita se convirtiese, escapando así de la muerte. Pero Elías no tenía elección: todo estaba sucediendo por su culpa, y Jezabel quería su cabeza de cualquier forma.

—-Fue un ángel del Señor quien me obligó a ir a hablar con el rey Ajab, y avisarlo de que no llovería mientras Baal fuese adorado en Israel —-dijo, casi pidiendo perdón por haber escuchado lo que le dijo el ángel—-.Pero Dios actúa lentamente; cuando se dejen sentir los efectos de la sequía, la princesa. Jezabel ya habrá destruido a todos los que continuaron fieles al Señor.

El levita no dijo nada.Estaba reflexionando si debia convertirse a Baal o morir en nombre del Señor.

¿Quién es Dios? —-continuó Elias—-, ¿es Él quien sostiene la espadadel soldado que ejecuta a los que no traicionan la fe de nuestros patriarcas? ¿Fue Él quien colocó a una princesa extranjera en el trono de nuestro país, de forma que todas estas desgracias pudiesen suceder en nuestra generación? ¿Es Dios quien mata a los fieles, los inocentes, los que siguen la ley de Moisés?

El levita tomó la decisión: prefería morir. Entonces comenzó a reír, porque la idea de la muerle había dejado de asustarle. Se giró hacia el joven profeta que estaba a su lado, y procuró tranquilizarlo:

—-Pregúntarselo directamente a Él ya que dudas de sus decisiones —-dijo—-. Yo ya acepté mi destino.

—-El Señor no puede desear que seamos cruelmente masacrados —-insistió Elias.

—-Dios todo lo puede. En el caso de que se limitase a hacer sólo lo que llamamos bien, no podríamos llamarlo Todopoderoso; Él dominaría apenas una parte del Universo, y existiría alguien más poderoso que Él vigilando y juzgando sus acciones. En este caso, yo adoraría a este alguien más poderoso.

Si Él todo lo puede, ¿por qué no evita el sufrimiento de quienes lo aman? ¿Por qué no nos salva en vez de dar poder y gloria a sus enemigos?

—-No lo sé—- respondió el levita—-, pero tiene que existir una razón, y espero conocerla en breve.

—-Entonces, ¿no tienes respuesta para esta pregunta?

—-No, no tengo.

Los dos quedaron en silencio. Elias tenía un sudor frio.

Está aterrorizado, pero yo ya acepté mi destino —-comentó el levita—-. Voy a safir para acabar con esta agonía. Cada vez que oigo un grito allí fuera, sufro imaginando, cómo será cuando Ilegue mi hora. Mientras hemos estado encerrados aquí ya he muerto un centenar de veces, cuando podía haber muerto sóo una. Ya que voy a ser degollado, que sea lo más rápido posible.

Él tenía razón. Elías había escuchado los mismos gritos, y ya había sufrido más allá de su capacidad de resistencia.

—-Me voy contigo. Estoy cansado de luchar por algunas horas más de vida.

Se levantó y abrió la puerta del establo, dejando que el sol entrase y mostrara a los dos hombres allí escondidos.

El levita lo cogió por el brazo y comenzaron a caminar. Si no hubiese sido, por algún que otro grito, aquello hubiera parecido, un día normal en una ciudad como cualquier otra. Un sol que no quemaba mucho, y la brisa que venía del océano distante tornando, la temperatura agradable, las calles polvorientas, las casas hechas de barro mezclado con paja.

—-Nuestras almas están presas por el terror a la muerte, pero el día está hermoso —-observó el levita—-. Muchas veces, cuando yo me sentía en paz con Dios y con el mundo, la temperatura era insoportable, el viento, del desierto Ilenaba de arena mis ojos y no me dejaba ver ni un palmo delante, de mí No siempre los planes del Señor concuerdan. con el lugar donde estamos o con lo que en ese momento sentimos, pero te garantizo que Él tiene una razón para todo, esto.

—-Admiro tu fe.

El levita miró hacia el cielo, como si reflexionase un poco. Después se giró hacia Elías.

—-Ni admires ni creas tanto: fue una apuesta, que hice conmigo mismo.Aposté que Dios existe.

—-Eres un profeta —-contestó Elias—-, también oyes voces y sabes que hay un mundo más allá de éste.

—-Puede ser mi imaginación.

Tú ya viste las señales de Dios —-insistió Elias, comenzando a preocuparse con los comentarios de su compañero.

—-Puede ser mi imaginación —-fue de nuevo la respuesta—-. En realidad, la única cosa que tengo en concreto a mi favor es mi apuesta: me dije a mí mismo que todo esto venía del Altísimo.

La calle estaba desierta. Las personas, dentro de sus casas, aguardaban a que los soldados de Ajab completasen la tarea que la princesa extranjera habla exigido: ejecutar a los profetas de Israel. Elias caminaba con el levita, con la sensación de que detrás de cada una de aquellas ventanas y puertas, alguien lo observaba y lo culpaba por lo que estaba sucediendo.

—-No pedí ser profeta. Tal vez todo sea también fruto de mi imaginación reflexionaba Elias. Pero, después de lo ocurrido en la carpintería, sabía que no lo era.

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