Las praxias son habilidades motoras adquiridas y organizadas que realizamos para llevar a cabo un plan o alcanzar un objetivo. Son una parte muy importante de nuestro día a día; cualquier acción que realizamos implica estas habilidades, por ejemplo, andar en bicicleta, vestirnos o comer. Las apraxias y las dispraxias son trastornos frecuentes y poco diagnosticados. Un desorden en el desarrollo neurológico puede llevar a una dispraxia, mientras que el daño cerebral adquirido puede provocar una apraxia. No se trata de un problema motor, si no de dificultades en el procesamiento de las sensaciones corporales, en las cuales se observa una baja organización de las sensaciones táctiles, propioceptivas y vestibulares que afectan la realización de una acción o el uso de un objeto.
La dificultad para realizar actividades como peinarse, ponerse la ropa o servir una taza de café, puede deberse a la dificultad en la planeación del movimiento; pero también, a la afectación de una serie de componentes como la percepción visual, la memoria, la ubicación y orientación del objeto, el control motor y la secuencia de los movimientos, entre otros.
Es importante conocer las bases neuroanatómicas, neurofisiológicas y neuropsicológicas de las praxias y sus alteraciones, para establecer un plan rehabilitatorio adecuado.
